Uno de los problemas que sufren a menudo nuestras mascotas y que tiende a pasar desapercibido es el estrés. La ansiedad felina es muy habitual en los gatos, pues, como los seres humanos, experimentan muchas sensaciones a lo largo del día. Este tipo de animal es muy propenso a los hábitos y el orden diario, por lo que cualquier trastorno puede llegar a ocasionarles ansiedad; y, por consiguiente, infinitas alteraciones en el organismo.
Uno de los problemas que sufren a menudo nuestras mascotas y que tiende a pasar desapercibido es el estrés. La ansiedad felina es muy habitual en los gatos, pues, como los seres humanos, experimentan muchas sensaciones a lo largo del día. Este tipo de animal es muy propenso a los hábitos y el orden diario, por lo que cualquier trastorno puede llegar a ocasionarles ansiedad; y, por consiguiente, infinitas alteraciones en el organismo.
Generalmente, el estrés en los gatos suele producirse cuando su ambiente se ve modificado por alguna situación externa o interna: un cambio de casa, una mudanza, la bienvenida a un nuevo miembro de la familia, etc. Si el gato tiene su vida organizada, es muy fácil que sufra ansiedad en el momento en el que se le altere. Lo mismo ocurre con los dueños, pero en los animales no nos damos cuenta.
Como hemos mencionado, la ansiedad en los gatos se detecta con algunos cambios en su organismo. Es muy llamativo que cuando un felino sufre estrés, las heces no salen como suelen hacerlo habitualmente, sino que lo hacen mucho más blandas. Asimismo, en el caso de una ansiedad en niveles muy altos, nuestra mascota puede llegar a sufrir taquicardias. La ansiedad felina es un problema de salud que no deberíamos pasar por alto en ningún momento, y acudir a nuestro veterinario para que nos aconseje.
La angustia que representa la ansiedad en el gato es un estado en el que el felino se encuentra muy receptivo emocionalmente y está mucho más atento a lo que sucede en el ambiente. Por ello, es importantísimo que el veterinario realice un diagnóstico y que el dueño lo cumpla a rajatabla. No obstante, además de los cambios en el organismo del animal, la mascota sufre también alteraciones en el comportamiento.
Uno de ellos, el más común, es la reducción de ingesta de alimentos. Es decir, los gatos dejan de comer como síntoma de la ansiedad. Pero puede ocurrir el caso contrario, en el que las mascotas presenten de manera repentina muchísimo apetito. En los casos más extremos, los felinos pueden llegar a encontrarse pasivos y vigilantes, para después volverse agresivos en caso de que se sientan amenazados directamente.
Lo volvemos a repetir. La ansiedad felina es uno de los problemas más frecuentes y que pasan desapercibidos por sus dueños. Puede generar numerosas alteraciones, tanto en el organismo del animal como en su comportamiento, por lo que es conveniente acudir inmediatamente al veterinario para recibir un diagnóstico exhaustivo.