Cuidar de un perro conlleva, por supuesto, el hecho de prestar atención a su salud. Así, es crucial saber identificar posibles problemas y, en su caso, saber cómo actuar ante ellos. Precisamente por ese motivo, nosotros, que somos expertos en estas cuestiones, vamos a darte algunas pistas acerca de cómo identificar un posible caso de deshidratación en perros.
¿Qué es la deshidratación canina?
Si tuviéramos que dar una respuesta rápida y directa a la pregunta, diríamos que la deshidratación tiene lugar siempre que el cuerpo pierde más líquido del que ingiere y necesita.
Partimos de la idea de que todos los mamíferos dependen críticamente del agua para que sus organismos tengan un funcionamiento normal. Los perros, evidentemente, no son una excepción. Así, el agua es relevante para la mayor parte de sus funciones corporales. Ejemplos de ello son la digestión correcta de los alimentos, la regulación del calor corporal, la lubricación correcta de las articulaciones, el cuidado de los órganos internos…
Lo que todo esto pone de manifiesto es que, aunque cuando pensamos en nutrición solemos imaginar tan solo alimentos, lo cierto es que el agua es la que permite a las células del cuerpo del perro absorber nutrientes.
Así, es normal que el cuerpo del animal pierda y gane líquidos a lo largo del día. Esto es consecuencia del jadeo, la respiración, la evaporación o la excreción, todo lo cual ocasiona pérdidas de líquido que se compensan bebiendo. El problema llega cuando la ingesta de tales líquidos no compensa la totalidad de la pérdida de agua. Esto da lugar a una reducción del flujo sanguíneo, del volumen de líquidos corporales y de la cantidad de oxígeno en los órganos. Esto es, en esencia, la deshidratación.
Causas de la deshidratación en perros
La deshidratación encuentra su causa esencial en la falta de bebida suficiente. Es decir, cuando se deja a un perro sin acceso adecuado al agua este acabará sufriendo problemas. Todo ello obliga a que, si se va a estar ausente durante todo el día o parte de él, habrá que dejar una cantidad de agua suficiente para que el perro no se quede sin.
Además de la falta de acceso a líquidos, hay otras circunstancias que pueden provocar este problema. Una insolación, la diarrea, los vómitos, la fiebre y otras enfermedades y patologías pueden provocar una deshidratación grave. De hecho, a veces este problema es tan solo un síntoma que demuestra un padecimiento subyacente grave como la diabetes, el cáncer o las enfermedades renales. En ocasiones, además, no es que el perro no tenga acceso al agua, sino que no beben lo suficiente, a menos que se les anime a ello.
Del mismo modo, hay casos particularmente sensibles. Los perros mayores, los cachorros, las madres lactantes y las razas de perros pequeñas son ejemplos de ello.
¿Qué síntomas ayudan a identificar la deshidratación canina?
Desgraciadamente, un perro no puede avisar de que tiene sed o no se encuentra demasiado bien. Sin embargo, tú, como cuidador de uno, puedes conocer cuáles son las pruebas más evidentes de que tu animal necesita agua. Esto evitará llegar al punto de vivir una emergencia de vida o muerte.
Así, según diversos estudios veterinarios, los síntomas de la deshidratación canina incluyen:
- Jadeo intenso.
- Pérdida de elasticidad de la piel.
- Vómitos con o sin diarrea.
- Reducción de los niveles de energía y letargo.
- Pérdida de apetito.
- Nariz seca.
- Encías secas y pegajosas.
- Saliva espesa.
- Ojos hundidos y de aspecto seco.
En conclusión, ya puedes decir que conoces qué es la deshidratación canina, qué la puede causar y, sobre todo, cómo identificarla. En caso de sufrir un caso de este tipo, no dudes en acudir a profesionales que, con total seguridad, darán respuesta a los problemas de tu mascota.