Todo el mundo sabe que las visitas al veterinario pueden resultar estresantes para los gatos. De hecho, esta suele ser una de las principales causas por la cual muchas personas no llevan a sus felinos a realizar una revisión anual al veterinario. Una sola experiencia negativa en este sentido puede tener un efecto duradero en un gato y provocar un aumento del miedo y del estrés en el futuro. Por este motivo, es clave saber cómo hemos de abordar este tipo de visitas.
Consejos efectivos para llevar a tu gato al veterinario
Desde casa y algunas días antes, debemos llevar a cabo una serie de actos para que nuestro gato vaya preparándose para el momento. Por ejemplo, podemos empezar acariciando al animal de la cabeza a la cola (como lo hace el veterinario) para que se acostumbre a que lo sostengan y lo toquen. Esto incluye también la boca y las orejas de nuestra mascota.
También es muy aconsejable llevar al gato a dar paseos cortos en coche en su transportador. Comienza conduciendo alrededor del vecindario y luego haz recorridos de diez minutos. Premia el buen comportamiento de tu gato.
Elige el tipo adecuado de transportador para gatos
Escoger el transportín para gatos más apropiado es fundamental para asegurarte de tener uno en el que el animal se encuentre seguro dentro. Si está demasiado abierto, tu mascota se sentirá expuesta. Elige un transportador para gatos que cumpla las siguientes características:
– Esté hecho de plástico resistente que sea lavable y fácil de limpiar.
– Tenga una puerta con cerradura y con agujeros. De este modo, podrás mantener seguro al gato y darle golosinas.
– Cuente con orificios en los laterales para permitir la circulación del aire.
– Posea una tapa desmontable para que el veterinario puede quitar la parte superior y examinar al gato en la base del transportador.
En la clínica veterinaria
Aunque la mayoría de las clínicas veterinarias tienen entradas separadas para perros y gatos, puedes optar por llevar a tu mascota a un centro que solo atienda gatos.
Por otro lado, es importante que no olvides las siguientes recomendaciones:
1. Rocía una toalla o manta con un aerosol de feromonas para ayudar a aliviar el estrés de tu gato. Colócala sobre el transportador.
2. Lleva objetos familiares (juguetes, mantas, prendas de vestir, etc.) para que tu fiel compañero se sienta como en casa. También puedes rociar estos objetos con spray de feromonas.
3. No dejes el transportín en el suelo y evita que tu gato esté mirando a otros animales.
4. Premia con golosinas el buen comportamiento de tu gato durante la visita. Pídele al veterinario que también le ofrezca algunas chuches para gatos.
Cuando finalmente llegue el momento de irse a casa, es probable que tu gato necesite algo de tiempo para relajarse. En este punto, los neuroquímicos del estrés, como el cortisol, suelen estar en un nivel alto y necesitan un cierto tiempo para retornar a la normalidad.
Las cosas deberían volver a su estado natural en menos de un día. Sin embargo, ten en cuenta que si tu gato no come después de una visita al veterinario, concretamente si pasan más de 24 horas, es motivo de preocupación.
Solo deja que tu gato se desestrese. Lo más probable es que se retire a su escondite favorito y salga cuando sea el momento adecuado. Como bien sabes, los humanos buscamos el apoyo de los demás cuando nos sentimos estresados. Sin embargo, los gatos prefieren estar solos.
En conclusión, te recomendamos llevar a cabo algunas de las acciones explicadas en este post para que la visita al veterinario sea lo menos traumática posible.