Es muy frecuente que los perros o los gatos se traguen un objeto. Al andar siempre en la calle y oliendo todo lo que tienen enfrente, es probable que ese objeto acabe en la boca de estos animales y descienda por el esófago hasta llegar al estómago. Cuando ocurre este proceso, normalmente el objeto, debido a su tamaño, suele quedarse atascado en el estómago o en el intestino, provocando la presencia de un cuerpo extraño gastrointestinal.
Es muy frecuente que los perros o los gatos se traguen un objeto. Al andar siempre en la calle y oliendo todo lo que tienen enfrente, es probable que ese objeto acabe en la boca de estos animales y descienda por el esófago hasta llegar al estómago. Cuando ocurre este proceso, normalmente el objeto, debido a su tamaño, suele quedarse atascado en el estómago o en el intestino, provocando la presencia de un cuerpo extraño gastrointestinal.
Los síntomas más característicos suelen ser el vómito, la pérdida de apetito y el letargo. En cuanto uno se dé cuenta de lo que le sucede a su mascota, es importante llevarla al médico para que le administre un tratamiento de soporte con medicamentos, para después, extraer el objeto mediante cirugía, o endoscopio que evite la obstrucción del tubo digestivo. Un diagnóstico tardío puede derivar en complicaciones que pueden incluso producir la muerte de nuestra mascota.
La cirugía para extraer un cuerpo extraño puede parecer simple a primera vista, pero si algo sale mal, es muy probable que se complique. La técnica de diagnóstico más frecuente que se utiliza en animales ante la sospecha de cuerpos extraños gastrointestinales es la radiografía, aunque a veces es necesario complementarla con una ecografía puesto que no todos los cuerpos extraños se pueden ver mediante radiografía( los huesos y objetos metálicos si se ven, pero los calcetines, los trapos y los plásticos no son visibles radiográficamente).
La semana pasada en concreto operamos dos perros que se habían tragado un objeto. La operación salió muy bien y, en estos momentos, ambos están recuperándose con normalidad. En la foto podéis ver a un Bull Dog francés que se tragó una nuez. La tenía atascada en el duodeno proximal, lo que no provocó ninguna complicación en la operación, gracias a que los propietarios acudieron enseguida a consulta al ver que su perrita no paraba de vomitar, y a que el diagnóstico se realizó antes de que el intestino sufriera daños irreversibles.