La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel de nuestros perros, causada por alergias o hipersensibilidad a algunos componentes del ambiente, como los que se encuentran en los ácaros del polvo o en el moho. En realidad, su origen es desconocido, pero hay indicios que demuestran que existe un componente genético. Además, el estado de la piel de la mascota influye mucho en el sufrimiento de esta enfermedad.
¿Qué es la dermatitis atópica canina?
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel de nuestros perros, causada por alergias o hipersensibilidad a algunos componentes del ambiente, como los que se encuentran en los ácaros del polvo o en el moho. En realidad, su origen es desconocido, pero hay indicios que demuestran que existe un componente genético. Además, el estado de la piel de la mascota influye mucho en el sufrimiento de esta enfermedad.
Normalmente, suelen ser perros jóvenes los que padecen dermatitis atópica, siendo los tres primeros años de vida los más comunes para que esta enfermedad ataque. Una vez el can esté afectado, la dermatitis puede durar toda la vida. Lo mismo pasa con los seres humanos y la dermatitis atópica, que cuando aparece en la piel, después cuesta mucho quitarla para siempre. No obstante, que dure toda la vida no significa que presente síntomas en todo momento.
Normalmente, la dermatitis atópica es estacional, presentándose los síntomas únicamente en meses concretos, sobre todo, en primavera y verano, que es cuando salen los ácaros del polvo y se empiezan a mostrar las alergias.
¿Cuál es el tratamiento más adecuado?
Antes de conocer el tratamiento, saber identificar esta enfermedad nos parece indispensable. Así podrás llevar a tu perro a visitar al veterinario si reconoces algún síntoma. Identificar la dermatitis atópica es muy fácil, pues se basa fundamentalmente en el picor. Las zonas más débiles del cuerpo, como la cara, las axilas o las inglés entre otros, son las primeras que sufren de los picores, y por tanto, las más afectadas.
Al principio, nos encontraremos con una piel rojiza y con granitos, pero si el problema persiste, nos encontraremos con la piel endurecida, y zonas sin pelo más o menos extensas.
Bien, si identificamos a nuestro perro con algún de estos síntomas, directamente reconocemos que se trata de una dermatitis atópica. Al tratarse de una enfermedad crónica con un origen en el sistema inmunológico, no existe ninguna curación determinada, pero sí podemos concretar algunas vías de mejora:
– Control estricto de parásitos externos
– Utilización de champús especiales en los baños
– Alimentación de calidad para que la piel de nuestra mascota esté saludable
Asimismo, existe tratamiento terapéutico. Este debe ser especificado por el veterinario, por ello, es importante que el perro pase por consulta.