Los perros también tienen alzhéimer. No podemos decir que esta afirmación sea totalmente exacta, pero es de uso común entre los veterinarios para referirse a un especial deterioro psíquico que pueden padecer estos animales (incluso en proporciones significativas).
Un deterioro que, en algunos de sus síntomas, no es demasiado distinto al que experimentan los humanos que padecen este mal.
A continuación, profundizamos en las claves de esta enfermedad en los perros.
¿Por qué se produce el alzhéimer canino?
En primer lugar, hemos de señalar que, aunque se emplee habitualmente la denominación de alzhéimer canino, resulta todavía más adecuada la de síndrome de disfunción cognitiva.
Por otro lado, las complicaciones para definir esta patología no se remiten solo a cómo nos referimos a ella. Tienen que ver sobre todo con el hecho de que su sintomatología es inespecífica. Por lo tanto, puede confundirse con otras enfermedades cerebrales o motoras.
Incluso puedes creer que algunos de estos síntomas forman parte de los procesos naturales del envejecimiento. Si bien tienen que ver con el deterioro cognitivo vinculado a edades avanzadas, su gravedad los hace destacar por encima de los comunes.
Lo primero que hay que hacer para detectar esta enfermedad es descartar que estén concurriendo otras. Sobre todo, se debe a las disminuciones de materia blanca y gris y neurotransmisores en el cerebro.
Asimismo, se produce un deterioro de la neurogénesis y una mayor acumulación de sustancias beta-amiloides. Estos inconvenientes pueden empezar a suceder a partir de los siete u ocho años.
¿Cómo detectas el alzhéimer de los perros?
La detección temprana del alzhéimer canino es fundamental para que tu veterinario de confianza te pueda dar una serie de consejos para cuidar de tu mascota.
A grandes rasgos, se nota en que sus relaciones sociales, tanto con personas como con otros perros y mascotas, se ven alteradas. Se dan faltas de reconocimiento que incluso pueden derivar en situaciones comprometidas, como los enfrentamientos.
Estos problemas para ubicarse se producen también en los lugares habituales que frecuentan estos animales. Se pueden perder o quedar mirando fijamente, como si, por momentos, no tuvieran capacidad de reacción.
La pérdida de memoria les va a afectar a la hora de olvidar cosas que siempre habían sabido, como llegar a sitios o saludar a personas. Incluso pueden dejar de hacer convenientemente hábitos clave, como defecar o comer.
Sus aprendizajes van a costar más o, directamente, pueden llegar a perderse. Las relaciones con los seres que les rodean, por tanto, van a comenzar a ser menos fluidas.
Por último, se manifiesta una significativa alteración de los horarios de sueño. De este modo, va a empezar a ser habitual que el can duerma durante el día y se despierte durante la noche. Los efectos del sueño no van a ser tan reparadores, lo que se va a notar en su rendimiento.
Aprende a tratar el alzhéimer canino
Finalmente, una vez se diagnostica el alzhéimer de los perros mediante tomografías, resonancias magnéticas y circuitos para comprobar el estado de la psicomotricidad, la única alternativa que se te plantea es la de mejorar la calidad de vida de tu mascota.
Se trata de una enfermedad incurable, pero no debes resignarte, puesto que tienes la posibilidad de atrasar su gravedad. En primer lugar, administra los medicamentos y nutracéuticos (con vitaminas y otros micronutrientes) que prescribe tu veterinario.
Pero también conviene que pongas en práctica una terapia de adiestramiento positivo para que vaya recordando lugares y hábitos. Premia sus avances con recompensas y ten mucha paciencia. Evita, por último, los cambios bruscos en su día a día, pues le van a desorientar.
En definitiva, tómate en serio el alzhéimer canino para que tu mascota tenga una vida más larga y digna.