La llegada de la primera trae a la ciudad esos bonitos colores verdes de los árboles y las flores. Empieza a hacer un poquito más de calor, y nos comienzan a entrar las ganas de pasear por el campo. Es una buena época para sacar al perro y que disfrute de la naturaleza. No obstante, debemos tener cuidado cuando llevamos a nuestra mascota al campo.
La llegada de la primera trae a la ciudad esos bonitos colores verdes de los árboles y las flores. Empieza a hacer un poquito más de calor, y nos comienzan a entrar las ganas de pasear por el campo. Es una buena época para sacar al perro y que disfrute de la naturaleza. No obstante, debemos tener cuidado cuando llevamos a nuestra mascota al campo.
Al igual que la primavera es una amenaza para los alérgicos al polen, las espigas son los enemigos de los perros. Cuando se acerca el calor, las hierbas y plantas empiezan a soltar espinas y semillas que, por el viento o por el roce de nuestros pasos, salpican directamente a nuestro perro, pegándose en cualquier parte de su cuerpo, Y ocasionando más problemas de lo que pensamos en un principio.
No solo los campos están llenos de espigas, sino en el lugar donde menos te lo esperas también pueden hacer sufrir al perro, como en los parques de la ciudad, donde dejan la hierba crecer y no la recogen después de cortarla. Esto no es una broma, las espigas son inofensivas para los seres humanos, pero los perros pueden llegar a sufrir por ellas.
Las espigas no solo se pegan en la piel del animal, sino que en ocasiones se incrustan en la piel, pudiendo llegar a cualquier lado. Sin ir más lejos, nosotros hemos sacado esta semana una espiga de la nariz de un perro. Y hemos llegado a sacarlas, incluso, del útero de una perra de caza. Lo dicho, no es broma que las espigas sean el enemigo de tu perro. Pero, ¿cómo sabemos que nuestro perro tiene una espiga en el cuerpo?
Si alguna vez notas que el perro tiene un ojo medio cerrado o inflamado, o que mueve la cabeza de un lado a otro sin razón, significa que puede tener una espiga en el ojo o en las orejas. Es conveniente acudir al veterinario cuanto antes, pues el tiempo hará que se creen heridas en el interior de su cuerpo, llegando a provocar úlceras. Asimismo, si el perro comienza a estornudar sin sentido, y a rascarse el hocico con las patas, hasta hacerse heridas, probablemente tenga una espiga en la nariz. Es muy importante sacarla cuanto antes, pues puede provocarle una infección y daños en los tejidos.
Los perros caminan con la cabeza agachada y, debido a su altura, arrastran todo lo que encuentran en su entorno. Les gusta olfatear todo, y necesitan hacerlo, por ello, es inevitable que se metan en zonas de hierba, acercándose a las espigas. ¡Cuida de ellos!
Para intentar evitar en la medida de lo posible los daños causados por las espigas, recomendamos realizar una revisión del pelaje del perro para buscarlas, incidiendo sobre todo en los espacios interdigitales y los pelos de detrás de las orejas, sobre todo en aquellos perros que tienen el pelo largo o rizado. Convertir estos exámenes en rutinarios en esta época puede ayudar a tu mascota a evitar este problema.