Los gatos sufren mucho más el frío que nosotros. Mientras que nosotros tenemos abrigos, gorros o guantes para disfrazarnos del ‘muñeco Michellin’, los gatos buscan como locos las mantas en el sofá o unas buenas sábanas gordas para acurrucarse y combatir el frío. Los radiadores también son imprescindibles para estos animales, pues tienen la capacidad de soportar el contacto con materiales que tenga una temperatura de hasta 50º. No obstante, debemos mantenernos alerta en estos casos.
Los gatos sufren mucho más el frío que nosotros. Mientras que nosotros tenemos abrigos, gorros o guantes para disfrazarnos del ‘muñeco Michellin’, los gatos buscan como locos las mantas en el sofá o unas buenas sábanas gordas para acurrucarse y combatir el frío. Los radiadores también son imprescindibles para estos animales, pues tienen la capacidad de soportar el contacto con materiales que tenga una temperatura de hasta 50º. No obstante, debemos mantenernos alerta en estos casos.
Si encendemos la chimenea y los radiadores, tenemos que estar atentos a que el gato no se queme, no tropiece con el enchufe o, lo más preocupante, no deje uno de sus juguetes encima del radiador y cause una tragedia importante. Sin la necesidad de calentarse en un radiador, hay gatos a los que su propio pelo les proporciona un calor natural.
¿QUÉ GATOS SUFREN MÁS EL FRÍO?
- Gatos de poco pelo. Los gatos de poco pelo o, incluso, los que tienen una carencia absoluta del mismo son los que más sufren el frío, pues el pelo trabaja como un abrigo natural en las demás razas. ¿Solución? Proporciónale mantas y jerseys para abrigarle lo máximo posible.
- Gatos jóvenes. Estos animales no tienen un sistema inmune desarrollado todavía, por lo que son muy sufridores del frío. ¿Solución? Aliméntales con mucha energía y darles calor humano.
- Gatos mayores. Un gato se denomina mayor cuando supera los 7 años. Estos pueden presentar debilidades inmunológicas, las que les evita poder combatir el frío.
- Gatos enfermos. Como las personas, los gatos cuando están enfermos están débiles y más susceptibles al frío y resfriados.
Con temperaturas muy bajas, los gatos pueden resfriarse. Los síntomas que sufren son ojos llorosos, estornudos, mayor mucosidad y pocas ganas de comer y beber. Si detectas alguno de estos síntomas, no dudes en contactar con el veterinario. Este diagnosticará a tu mascota y le proporcionará las medicaciones necesarias para que se recupere cuanto antes.
Lo más importante de todo esto es que el gato no sienta frío. Tenemos que ser conscientes de que son más sensibles a temperaturas bajas que nosotros, y que tienen menos posibilidades de entrar en calor.
¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?
Acudir al veterinario, y proporcionales alimentos con muchísima energía para que mantengan la temperatura en el cuerpo.
Eso sí, si tu gato es de los que no sale de casa, coméntaselo al veterinario, porque si le das mucha energía acabará engordando. El especialista te dará las claves que te ayudarán a hacerlo fenomenal.